viernes, 14 de noviembre de 2008

Imágen de un huracán tomada por la Agencia Aeroespacial Norteamericana NASA
Ver para aprender

“La gente dice que hay dos formas de aprender: por la experiencia, la cual se obtiene de los errores propios cometidos; y por la sabiduría, la cual se obtiene de los errores de otros” John C. Maxwell

Con el aumento de la población las medidas de control se vuelven ineficientes e inoperantes en todo el mundo. La corrupción es corriente y va en aumento. Una demanda por robo ya no tiene ningún efecto y por tanto robar, matar, engañar o violentar se convierten en mecanismo cotidiano para sobrevivir impunemente. Basta con encender la radio o el televisor para darnos cuenta que el número de noticias de inmoralidad es superior con creces al de noticias positivas. El requisito de “tener y poseer” que impone la sociedad moderna incide negativamente en la ostentación de los valores positivos. Cada vez vemos en mayor peligro la estabilidad social y emocional así como el derecho a la dignidad y a la vida sana. Son frecuentes los desmanes por abusos del “poder” y cada cual parece tener el derecho de dar el raponazo para adueñarse del bien ajeno.

Como si fuera poco, a la par con las amenazas de una crisis económica mundial, Colombia se ha estremecido con el asalto a la buena fe de miles de ciudadanos en varias ciudades, quienes atraídos por el ofrecimiento de jugosas utilidades, arriesgaron los ahorros de toda la vida en el conocido, ilegal y viejo sistema de las pirámides financieras. Al final, los hábiles estafadores que recogieron el dinero de estos incautos ciudadanos huyeron con el botín dejando en la quiebra a muchísimas familias. El resultado: pedreas, vandalismo, reclamos violentos, desesperación, saqueo y hasta muertos en procura de una respuesta del gobierno, como si este hubiera sido el causante de la imbecilidad de todos los que, a pesar de las advertencias, se atrevieron a “invertir” en semejante falacia. Lo peor de todo es que de esta gran artimaña no se damnificaron solamente gentes con escasa formación académica sino que en ella también cayeron profesionales con títulos universitarios, ejecutivos, empresarios y gentes de todo nivel. El pecado es de unos y otros: de los timadores por su clara intención de estafadores, pero también de los ciudadanos azarosos que, a pesar de la revuelta, siguen creyendo que la riqueza se logra sin trabajo ni esfuerzo sino por la vía rápida. Ahí están los resultados.

Y como el dinero duradero no se consigue fácil es necesario aprender a cuidarlo con esmero y saber multiplicarlo para poder disfrutar de sus beneficios sin angustias ni pesares. Se hace entonces indispensable el desarrollo de las habilidades individuales. Aquí algunas sugerencias: Manténgase informado/a. Cultive el hábito de la buena lectura. Preocúpese por mantenerse actualizado/a. Adelante cursos contables. Familiarícese con el manejo de los números y en lo posible aprenda o asesórese en técnicas financieras elementales que incluyan el análisis de ganancias y/o pérdidas y sobre todo, no sea inocente, madure en asuntos de negocios, aprenda a ser malicioso/a ante empresas que ofrezcan tanto y tenga presente que hasta los bancos también se declaran en quiebra.

La participación ciudadana en la construcción de un mundo mejor exige que cada uno se cuestione cuál es el tipo sociedad que desea para él y para sus descendientes y que actúe en consecuencia. Debe ser misión de seres progresistas trabajar y propender por condiciones de vida mejoradas en beneficio de las generaciones venideras, mediante el compromiso de cada uno hacia un mundo agradable en donde se rescaten los valores positivos, se defienda el trabajo honrado y se reduzca la violencia, porque cada uno somos parte de esta gran sociedad en la que vivimos y de la que todos debemos ser responsables.

Leonardo Rivera Pérez

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