viernes, 15 de febrero de 2008

¿EDUCACION EN EL SIGLO XXI?

“Siempre que enseñes, enseña siempre a dudar de lo que enseñas”

José Ortega y Gasset

A pesar de los avances logrados desde mediados del siglo XX en varios campos de la ciencia y del conocimiento, la “educación” continúa basada en esquemas viejos e ineficaces tales como el de exigir a los alumnos una calificación numérica o alfabética para ascender al siguiente nivel dentro de un esquema de formación académica. ¿Puede decirse que eso sea eficacia en la formación de triunfadores? Cuántas veces un alumno obtiene el tan anhelado puntaje sin estar verdaderamente preparado para continuar el camino. Nunca se aprende un idioma según las calificaciones que se obtengan aunque muchos reciban el diploma, por ejemplo. Yo estoy convencido de que la diferencia entre un autodidacta y un estudiante académico radica en que el autodidacta estudia por aprender en tanto que el académico estudia por una calificación. Recuerdo el interesante pasaje del extraordinario caricaturista Quino en un momento en que Mafalda encontró a su hermanito Guille llorando:

- Mafalda: ¿Qué pasa? - La mamá: Que tu hermano es un caprichoso - Mafalda a Guille: tenés que ser comprensivo, caramba! Pensá que esta buena gente antes de educarnos a nosotros no educó nunca a nadie.

El arte de calificar de parte de un maestro no es pues garantía de aprendizaje sino un rasero para decidir quien pasa. Se cumple el requisito pero no el objetivo de enseñar y de asegurarse de que lo que se comunicó haya sido entendido, asimilado y perfectamente comprendido para ponerlo en práctica y esperar que se constituya en valor de uso para la sociedad y el desarrollo de los pueblos.

La transferencia de cualquier conocimiento así como su aprehensión radican en la paciencia, la perseverancia y el avance progresivo y sistemático de manera tal que podamos convencernos de haber obtenido el dominio, manejo y destreza, de pocas cosas aprendidas pero realmente mecanizadas y comprendidas lo cual solo se logra cuando el aprendizaje se practica con entusiasmo, alegría y verdadero deseo de progreso.

La formación de ciudadanos en el nuevo siglo requiere de otros requisitos fundamentales como el de la valoración de calidad de la persona, de su interés por los demás y de sí mismo, así como del papel que desarrollará con el paso de los años para ser felices y disfrutar de la armonía que nos ofrece el universo.

Quienes tenemos la responsabilidad de ser padres debemos preparar a las nuevas generaciones para ser útiles, -no consumidores ni depredadores-; para que disfruten del nuevo orden con reciprocidad de lo recibido, para que siendo receptivos al cambio incluyan en su bagaje el sentido del amor, el goce, la tolerancia y el respeto por los otros. En eso deben cambiar la “educación” que se imparta en el hogar y la formación que se adquiera en la escuela, la universidad y la vida.

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