José Ortega y Gasset
- Mafalda: ¿Qué pasa? - La mamá: Que tu hermano es un caprichoso - Mafalda a Guille: tenés que ser comprensivo, caramba! Pensá que esta buena gente antes de educarnos a nosotros no educó nunca a nadie.
El arte de calificar de parte de un maestro no es pues garantía de aprendizaje sino un rasero para decidir quien pasa. Se cumple el requisito pero no el objetivo de enseñar y de asegurarse de que lo que se comunicó haya sido entendido, asimilado y perfectamente comprendido para ponerlo en práctica y esperar que se constituya en valor de uso para la sociedad y el desarrollo de los pueblos.
La transferencia de cualquier conocimiento así como su aprehensión radican en la paciencia, la perseverancia y el avance progresivo y sistemático de manera tal que podamos convencernos de haber obtenido el dominio, manejo y destreza, de pocas cosas aprendidas pero realmente mecanizadas y comprendidas lo cual solo se logra cuando el aprendizaje se practica con entusiasmo, alegría y verdadero deseo de progreso.
La formación de ciudadanos en el nuevo siglo requiere de otros requisitos fundamentales como el de la valoración de calidad de la persona, de su interés por los demás y de sí mismo, así como del papel que desarrollará con el paso de los años para ser felices y disfrutar de la armonía que nos ofrece el universo.
Quienes tenemos la responsabilidad de ser padres debemos preparar a las nuevas generaciones para ser útiles, -no consumidores ni depredadores-; para que disfruten del nuevo orden con reciprocidad de lo recibido, para que siendo receptivos al cambio incluyan en su bagaje el sentido del amor, el goce, la tolerancia y el respeto por los otros. En eso deben cambiar la “educación” que se imparta en el hogar y la formación que se adquiera en la escuela, la universidad y la vida.
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