lunes, 16 de junio de 2008

ATACANDO NUESTROS TEMORES

“Solo cabe progresar cuando se piensa en grande; solo es posible avanzar cuando se mira lejos”.
José ortega y Gasset

La dificultad para alcanzar lo que nos proponemos radica en buena parte en la apatía que nos impide afrontar el temor a lo desconocido, a lo que queremos, a lo que sentimos que debe ser lo nuestro y no nos atrevemos. Somos el resultado de lo que fuimos en la infancia, con el sello que dejaron el amor o el odio, la aceptación o la crítica, la comprensión o el rechazo, la diligencia o la pereza, la oportunidad o la desventura.

Nuestra capacidad de raciocinio a través de ese elemento maravilloso que es la mente nos permite discernir entre la posibilidad de construir, avanzar y modificar, en vez de estancarnos, destruir y depredar, ventaja que nos hace diferentes en relación con algunos seres irracionales, entre ellos los animales.

Sin excepción alguna, todos somos seres prodigiosos porque hacemos parte del universo. Con todos nuestros defectos somos imperfectos lo que nos hace humanos, y con todas nuestras cualidades somos potencialmente extraordinarios, lo que nos hace seres admirables. La dificultad para alcanzar el triunfo radica en que no sabemos hacia dónde vamos ni en donde estamos. Conocernos y saber hacia dónde dirigirnos es nuestro primer desafío.

Con nuestras vidas podemos ir a donde queramos si nos lo proponemos pero necesitamos tomar la decisión y una vez asumida, gozar con lo que tenemos que hacer y persistir para alcanzar la meta. Nunca un viaje culmina con éxito si se renuncia a la mitad del camino.

El triunfo no es el destino sino el eslabón donde nos detenemos para ajustar nuestros planes, corregir y aprender de los errores cometidos para seguir avanzando. Es una posibilidad para identificar las oportunidades que hay en cada dificultad y hacer más placentero el recorrido.

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