“La suerte es cuestión de prepararse para ir al encuentro de la oportunidad” Oprah Winfrey
Científicos y expertos de todo orden durante siglos se han preocupado por interpretar el concepto de igualdad. Filósofos y especialistas del conocimiento han llegado a la conclusión de que no existen dos cosas iguales sobre la tierra y expertos en matemática a través de millones de ecuaciones siempre han demostrado de que “uno solamente es igual a uno”.
A nivel mundial han fallado los esquemas basados en la búsqueda de sistemas igualitarios. Según un informe del Diario Cubano Oficial Granma, después de casi cincuenta años de dictadura y de búsqueda de la igualdad, el gobierno ha reconocido la necesidad de eliminar el sistema paternalista salarial estableciendo que en breve todas las empresas de la isla deberán comenzar a aplicar el pago por resultados a sus trabajadores lo que acabará con la práctica salarial de igualdad de ingresos impuesta por el régimen desde la segunda mitad del siglo XX. “Se busca establecer políticas de retribución proporcional a los resultados sin límite salarial que favorezcan los índices de productividad y la eficiencia empresarial. Simplemente es el reconocimiento de que no es conveniente, para el progreso y el desarrollo, la idea de que todo el mundo reciba lo mismo por su trabajo”.
Lamentablemente, de manera particular en los países del tercer mundo, muchas personas siguen pensando en el derecho a la igualdad como una panacea a su incapacidad de producir para sí lo que necesitan. Viven esperando de los demás, incluso de la Divina Providencia y de la sociedad lo que deberían estar produciendo como aporte al desarrollo del mundo para vivir mejor. En la medida en que crece la población y avanza el conocimiento la lucha por la supervivencia será cada vez mayor y por tanto mayor será el esfuerzo que debamos realizar para estar mejor, para poder ser parte del engranaje de la vida.
La clave del triunfo radica en que cada uno debemos ser responsables de lo que hagamos en busca de nuestro bienestar y el de la sociedad en general. Esta enseñanza se convierte en el principal incentivo para prepararnos diariamente, para entender que somos únicos e irrepetibles, para reconocer que gracias a la desigualdad existe una perfección y una diversidad constante del conocimiento y que debemos cultivar las potencialidades del espíritu y del ‘ser’ si queremos llegar más lejos que cerca. Porque gracias a esa desigualdad es que la humanidad ha podido crear grandes fuentes de trabajo y posibilidades de crecimiento; ha construido maravillas extraordinarias para el disfrute colectivo y desafiado el conformismo individual para elevarnos a la categoría de seres humanos dignos de vivir unos con otros.
Finalmente, el reconocimiento a nuestro esfuerzo se hará según los resultados que presentemos y según lo que hagamos y no lo que esperemos. Solamente los necios y los ilusos siguen insistiendo en establecer un principio de igualdad entre los seres humanos, igualdad que por fortuna jamás podrá existir.
Leonardo Rivera Pérez
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