“Mirarse a sí mismo claramente es muy difícil, porque deseamos escapar de nosotros mismos.”-
Krishnamurti
Meditar es pensar quien soy, qué he hecho, hacia dónde voy, en qué he fallado, cuáles han sido las razones por las que no he podido alcanzar lo que me he propuesto, qué debo hacer entonces. Es hacer un esfuerzo por conocerme y avanzar, es explorar el pasado con visión futurista y auscultar el camino por recorrer. Es tomarme tiempo para identificar qué he hecho bien y qué he hecho mal y encontrar las soluciones. Es llamar al orden a mi potencial para ponerlo a mi servicio y jalonar la voluntad hacia un estado superior. Es tomarme un tiempo para estar a solas con migo mismo en medio de tanta gente. Es sentir que se es mucho y que se es poco cuando se observa todo lo que hay por hacer. Es enterarme que afuera hay manos generosas para ayudarme y corazones inmensos que se mueven en el mismo sentido. Es aprovechar la infinita energía que existe en el universo a mi favor y, en últimas, es aprender a amarme a mí mismo.
Es tomarme muy en serio sin dejar de sonreír y adivinar para dónde voy en esa oscuridad aparente que es el destino. A falta de ejercicio para el cuerpo es la actividad más saludable para el espíritu. Es salir al encuentro de la sensatez para sentir que es tiempo de irme adelante, pero también es saber en qué momento detenerme para corregir y continuar la marcha.
En síntesis, es el mejor momento de sentir la vida porque es saber cuánto tiempo hay para otros y de cuanto dispongo para mi. Es pensar en las soluciones más que en los problemas. Es desechar mis justificaciones para enfrentarlas y hallarle sentido a mi existencia. Es tomar conciencia de que los imposibles y las limitaciones me las impongo yo y que estoy en capacidad de superarlas.
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