Cuantos vivimos en la Zona de Confort por miedo a emprender cosas nuevas y diferentes. Aquellas personas que de forma consistente alcanzan niveles superiores de desempeño, comparten algunas características: están comprometidas con su mejora; tienen pasión por aquello que hacen; han definido metas claras; y se sienten más cómodas que la mayoría ante los riesgos.
La habilidad de tomar riesgos inteligentemente es un ingrediente importante del éxito y un enorme determinante en el nivel de logros de cualquier persona. Las personas con bajo desempeño se establecen en su "zona de confort", repiten modelos indefinidamente y dejan de desafiarse a sí mismas de manera significativa. Por el contrario, aquellas con un alto desempeño son talentosas y persistentes: "tomadoras de riego". La zona de confort es seductora para cualquiera, porque todos deseamos comodidad, seguridad, certidumbre, garantías, etc. La búsqueda de confort forma parte de la naturaleza humana. Sin embargo, demasiado confort no nos hace bien. La incapacidad para salir de nuestra zona de confort limita profundamente nuestro desempeño.
Mejorar la habilidad para abandonar la zona de confort, permite a una persona incrementar su desempeño. Cuanto más cómodo se siente alguien al tomar riesgos y lidiar con el miedo resultante mejor preparado está para adaptarse a un mundo en permanente cambio. El cambio es la mayor fuente de miedo que enfrentamos, porque nos confronta con una de las más aterradoras situaciones: lo desconocido. Aunque es absolutamente normal ser temeroso al cambio, en algunos casos esa respuesta puede inmovilizarnos.
El miedo es increíblemente poderoso. Es el obstáculo principal para ser un "tomador de riesgos" También es un gran limitador para el éxito profesional. Los miedos al rechazo y al fracaso siempre están presentes en los ambientes laborales. Aprender cómo prevalecer ante el miedo es el paso más importante que uno puede dar para transformarse en un "tomador de riesgos" y maximizar así el éxito en aquello que hace. "El coraje es la resistencia al miedo, el dominio del miedo, no la ausencia de miedo.".
Para volvernos más capaces de tomar riesgos, debemos movernos desde una respuesta instintiva al temor, hacia una respuesta contra-intuitiva. Esta respuesta constructiva al miedo, aunque contra-intuitiva, nos ayuda a reconocerlo y aceptarlo. Este enfoque ha sido validado por la NASA. Desde el inicio del programa espacial, esta organización observó que un cierto número de sus astronautas completaba sus misiones con éxito, sin sufrir enfermedades debidas al movimiento o al estrés, mientras que otro grupo tenía estos problemas de forma constante. Basándose en investigación empírica, la NASA determinó que había un factor que diferenciaba a los dos grupos: los astronautas que estaban completando su misión sin manifestaciones físicas de miedo, habían reconocido por adelantado (a ellos y a otras personas) que tenían miedo. Ellos daban una respuesta constructiva al temor.
¿Por qué arriesgarse? ¿Por qué dejar la zona de confort? ¿No se supone que debemos crecer sin riesgos? ¿No es sólo un remanente de conducta juvenil impertinente, que debemos dejar atrás cuando maduramos? Ya hemos proporcionado una respuesta parcial a todas estas preguntas: el riesgo trae aparejado más vitalidad y un nivel superior de logros. ¡Pero aún hay más! Por cada riesgo razonable existe al menos un premio posible. Es un premio directo. Una recompensa que puede identificarse al momento de considerar el riesgo: por ejemplo, el negocio adicional que resultaría de lanzarse a vender más productos, o de salir a buscar nuevos clientes. Pero mejor aún, una constante e inteligente toma de riesgos rendirá algo más excitante: ¡los premios sorpresa! Aquellas recompensas a las que no podemos anticiparnos en el momento de considerar el riesgo. Estos premios nunca habrían llegado hasta nosotros si no hubiésemos, en algún momento, estado deseosos de salir de nuestra zona de confort. No podemos conocer a ciencia cierta las recompensas que disfrutaremos gracias a nuestra capacidad de tomar riesgos. Sin embargo, sabemos que nada maravilloso, ni revelador sucederá... ¡a menos que podamos salir de nuestra zona de confort.
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