lunes, 24 de agosto de 2009

“La calidad de nuestros pensamientos y sentimientos y, en un nivel más profundo, nuestras creencias, actitudes e intenciones, desempeña un papel directo en la formación de nuestro entorno.”
Ken O’Donnell

TRIUNFAR SIN TIRARSE AL OTRO.

Aturdidos vimos recientemente como la boxeadora colombiana Lely Flórez con un par de guantazos puso a tambalear a su contrincante, la uruguaya Chris Namus arrebatándole el título mundial de los pesos Welter Junior del CMB.

A través de este espectáculo dantesco recurrentemente vemos como uno de los retadores tira al suelo a su contrincante y, en muchos casos el perdedor en medio de visiones borrosas intenta recuperar el aliento para no dejarse humillar por la derrota. Las consecuencias para el perdedor, vendrán con el paso de los años, si es que de inmediato no se presentan embolias, derrames, trombosis, tumores o cualquiera otra secuela producto de la golpiza recibida que en muchos de los casos ha dado como resultado la muerte del oponente. Entretanto una turba enardecida cobra el producto de sus apuestas, grita, babea y hasta se le brotan los ojos de la felicidad. Los medios divulgan la noticia en caracteres amplios y se alaba el pundonor, la valentía, la fortaleza y el atrevimiento del triunfador. Igual sucede en otros deportes en donde hay derramamiento de sangre y la vida se defiende a tamborazos sin importar lo que le suceda al otro.

¡Qué manera de ganarse la vida! Si triunfar significa dar con el otro hasta destrozarlo estamos ante el más triste y aberrante de los escenarios en donde justificamos la violencia como medio de subsistencia y ejemplo de desarrollo.

En contraste, durante el campeonato mundial de atletismo de Berlín, Alemania (agosto de 2009) el espigado atleta jamaiquino Usain Bolt, bajo un sol ardiente, acaba de recorrer los cien metros planos en tan solo 9 segundos y 58 centésimas superando las marcas mundiales impuestas por él mismo en agosto de 2008 y en mayo de 2008. Sin duda este gran corredor posee características físicas excepcionales que muchos envidiamos, así como su ansia impresionante de triunfo y su deseo imparable de auto superación. Al terminar de escribir esta nota, Bolt ya había superado la marca de los 200 metros planos y se alistaba para superar la prueva de 4 por 400

Desde cuando el atleta inglés William Mclaren en 1867 registró un tiempo de 11 segundos para los cien metros planos, los mediocres y los pesimistas han argumentado la imposibilidad de que las marcas pudieran ser superadas. Solo personas como Bolt y muchas otras, quienes han creído en sí mismas, han sabido sobreponerse a la crítica e imponer nuevos registros. A este llamado a la raza, a la superación y al poder auténtico responden quienes día a día se preparan y se dedican alcanzar lo que se proponen, y lo logran. Usted debe estar entre ellos, por difíciles que sean sus sueños.

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