En una orquesta cada instrumento suena diferente y para que se escuche de manera armónica los integrantes deben esmerarse por dominar a la perfección su instrumento pero es el director quien le pone el sello de la excelencia a cada una de las melodías que se propone interpretar porque sabe coordinar tiempos, espacios y movimientos de manera tal que no siempre suenen todos los instrumentos a la vez.
La comunicación permanente y la calidad de esa comunicación entre cada uno de los componentes de un equipo de trabajo incluido el líder, son elementos claves para el logro de los objetivos al igual que la armonía, el goce y el disfrute individual de lo que se hace. Se debe modificar el concepto de esfuerzo y sacrificio diario en el trabajo por el de disfrute y goce como mecanismo estratégico para lograr el éxito en todo lo que nos proponemos, es decir para que la sociedad también apruebe y disfrute lo que hacemos.
A nivel personal la especialización nos ayuda a ser cada vez mejores, a perfeccionarnos y a buscar la excelencia pero para lograrla es indispensable primero aprender a conocernos a nosotros mismos con el fin de identificar nuestras deficiencias, nuestras ambiciones, nuestros talentos y saber qué es lo que tenemos que corregir y mejorar. Simultáneamente cuando trabajamos en grupo, el líder debe tener la capacidad de identificar las capacidades individuales para convertirlas en virtudes colectivas.
En un equipo de competencia se tienen unos objetivos: ganar el partido y llegar a ser campeones. Y unas metas: anotar goles en contra del equipo contrario. Cuantas más metas se logran mejor se doblega al adversario y cada uno de los jugadores tiene una labor específica qué cumplir y en la cual debe convertirse en el especialista. Los especialistas tienen que depender unos de otros para completar juntos a labor. El líder debe tener la capacidad de identificar las especializaciones y saber reconocer el esfuerzo individual. Los premios deben recolectarse en bolsa y al interior distribuirse equitativamente entre quienes aportan su trabajo, esfuerzo, y conocimiento hacia el logro de los objetivos del grupo, en contraposición a la costumbre inveterada de crear ídolos que destruyen todo esfuerzo corporativo.
Leonardo Rivera Pérez
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