Gracias a los estudios de varios investigadores, entre ellos Thorndike, Perry, Góleman y muchos otros, hoy se sabe que los seres humanos contamos con dos hemisferios cerebrales: el izquierdo en donde se centra la inteligencia racional que tiene que ver con todo lo que hacemos de manera analítica, lógica, repetitiva, tradicional, realista, estricta. Al hemisferio derecho le atribuimos la inteligencia emocional responsable de lo desconocido, lo ilógico, lo innovador, lo artístico, lo soñador, lo idealista, lo creativo.
Hoy cada uno se inventa su tipo de inteligencia y así se habla de que hay personas con inteligencia racional, emocional, social, financiera, deportiva y hasta sexual. Lo importante es saber que necesitamos un equilibrio entre los dos lóbulos cerebrales y que podemos desarrollar la habilidad que queramos de acuerdo con los objetivos que nos hemos planteado y con la misión que debemos cumplir a sabiendas de que la excelencia se logra cuando además de inteligencia, memoria y voluntad, somos capaces de cultivar en nuestra personalidad, un conjunto de valores fundamentales que nos exige la convivencia en sociedad.
Cada uno de nosotros con el paso del tiempo hemos aprendido a desarrollar ciertas habilidades que nos caracterizan y hemos descuidado otras que necesitamos para ser mejores, para alcanzar lo que nos proponemos y para lograr lo que necesitamos. En nuestro cerebro está todo nuestro potencial pero tenemos que ayudarle identificando tanto las falencias como las virtudes y debilidades.
Supongamos que usted en la mañana cuando se baña en la ducha está acostumbrado o acostumbrada a utilizar el jabón con la mano izquierda. Está ayudando a desarrollar la parte emocional. Por el contrario si está acostumbrado a manejar la mano derecha estará desarrollando la parte racional y analítica porque las relaciones entre las extremidades y los lóbulos cerebrales trabajan de manera cruzada.
Ahora bien, como lo importante es tener un equilibrio, se hace indispensable que aprendamos a desarrollar la extremidad no dominante, la que no estamos acostumbrados a utilizar. Analícese usted mismo o usted misma. Observe cuál es el zapato que siempre se pone primero y trate de hacerlo periódicamente con el otro pie, claro, con el zapato correspondiente. ¿Qué lado de la cabeza se peina siempre primero? Trate de hacerlo de otra manera. Obsérvese en el espejo ¿cuál oreja tiene más larga? Quizás ello le indique que hay que aprender a escuchar también por el otro oído. ¿Y Cuál ojo tiene más grande que el otro? Estos pequeños hábitos que hemos cultivado desde pequeños tenemos que modificarlos si queremos desarrollar otros aspectos que tenemos descuidados en nuestra vida porque recuerde con toda seguridad que cada quien es el gerente de su propia vida, de sus talentos, y que crecer en todo sentido es la meta común y más necesaria para nuestro desarrollo personal y efectivo.
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