martes, 28 de febrero de 2012


Circula por correo electrónico este documento, sin autor conocido, que me parece interesante reproducir en su totalidad para criterio de cada uno:  

Los ricos también se benefician cuando los pobres dejan de serlo
 
"El ex presidente de Brasil contó durante su visita a Colombia detalles de la política social que hoy es ejemplo en el mundo. Le recomendó a Colombia no dejar en manos de intermediarios la administración de los recursos públicos. A Luiz Inácio Lula da Silva no se le olvida que lo que hizo el primer día de su gestión como presidente de Brasil fue reunir a todos sus ministros, subirlos a un avión y llevarlos a los lugares más pobres del país. Quería que el presidente del Banco Central o su ministro de Hacienda “vieran a ese país que no se queja, que no hace manifestaciones, pero que está ahí, que es real y verdadero. Eso quizá haya ayudado a cambiar las cosas”.
 
Da Silva conocía muy bien esos sectores. Salió de una de esas zonas donde es común que los niños vayan a la cama sin comer o pasen un domingo sin almuerzo. “Conocí el pan por primera vez a los 7 años –recordó el ex mandatario–. Hasta esa edad, el café que me tomaba por la mañana era con harina de yuca. Sé que es la desesperación de una madre que está delante de un fogón sin gas y sin lo más elemental para hacer una comida para sus hijos”.

Durante su visita al país, el ex presidente de Brasil compartió no sólo su historia de vida, sino los resultados de su política social que sacó a28’000.000 de brasileros de la pobreza y que redujo drásticamente los niveles de desnutrición y desescolarización de los niños y jóvenes de su país. Brasil es una de las diez economías más importantes del mundo, pero para Lula esto de poco ayuda si no hay democracia ni políticas de distribución del crecimiento para evitar que el dinero siga en manos de pocos “y el pueblo siga pobre y desnutrido”. “Cuando empecé mi gobierno, el 10 por ciento de la población más rica cogía la mitad del dinero del país y le dejaban a los más pobres apenas el10 por ciento”, recordó el ex mandatario quien logró cambiar estas cifras aumentando el salario mínimo en un 62 por ciento en cinco años, aún con voces en contra que le advertían que lo único que lograría era el crecimiento de la inflación. “Y la inflación no aumentó”, dice ahora con satisfacción. Esta sola decisión sacó a millones de brasileros de la pobreza. Es más, asegura que con la crisis del 2008 Brasil salió adelante gracias a esta población. “El consumo creció siete veces más, sobre todo en los sectores populares. Los pobres comenzaron a ser tratados como ciudadanos”.

Para Luiz Inácio Lula da Silva hubo varias estrategias clave para lograr los resultados. Una fue bancarizar la población pobre: en un año 45’000.000 de brasileros tenían cuentas bancarias activas, y esto ayudó a hacer viable la segunda estrategia: no dejarles a intermediarios la administración ni la entrega de estos recursos
públicos.

No creo que deba existir la figura del intermediario, porque la mita de la plata se queda con él. En Brasil las personas que reciben beneficios del gobierno no tienen contacto con intermediarios. Reciben una tarjeta magnética con la que puede ir al banco y sacar el dinero. Eso es sagrado”, recalcó el ex presidente. Y una tercera estrategia que garantiza el éxito es tener registros de calidad y hacer seguimiento a los programas y beneficiarios. Equipos del gobierno viajaron a lugares remotos en donde encontraron habitantes que ni siquiera tenían actas de nacimiento; eran ciudadanos que no existían. Ellos son hoy beneficiarios del programa bolsa familia, que entrega tarjetas a las mujeres del hogar para que cuenten con el dinero para la alimentación y la educación de su familia.

“Son 13 millones de tarjetas. Las personas van al banco y no les deben favores a alcaldes ni a gobernadores ni al presidente. Me decían que estaba desperdiciando el dinero, que estaba creando vagabundos que no trabajaban. Había personas que criticaban que los pobres compraran lápices o zapatos para los niños y no comida. Eso es fácil decirlo para alguien que los tiene, pero no para los que nunca lo han tenido. Quienes nunca han pasado hambre ni necesidades no saben qué son 80
dólares en manos de una madre de familia”. Combatir el hambre fue una prioridad del gobierno de Lula da Silva, al punto de crear un ministerio dedicado exclusivamente para esta tarea. En seis años la desnutrición de Brasil se redujo un 73 por ciento y la mortalidad infantil en un 45 por ciento.

La política es ejemplo en el mundo. Esta apuesta incluye restaurantes populares, programas de lactancia materna, promoción de la agricultura familiar, distribución de alimentos a los más pobres, la entrega de microcréditos y fomento de la economía local a través de la compra al pequeño productor para abastecer los programas de alimentación del gobierno, entre otros. “La garantía para la buena alimentación de la población debería ser la prioridad de todos los hombres públicos y de los ciudadanos de buena voluntad. No es normal –dijo– que un gobernante del mundo no ponga la lucha contra el hambre como una prioridad de sus presupuestos, así como en sus políticas”. La generación de millones de empleos formales para padres de familia buscó reducir el trabajo infantil y por el contrario, llevar a estos niños y jóvenes a las 214 escuelas de educación básica nuevas, así como a las 14 universidades federales construidas durante su periodo.
Hoy hijos de albañiles estudian carreras como medicina en estas universidades.

Estos resultados, aseguró, son una muestra de que “no hay nada más barato que invertir en los pobres” y deja atrás la teoría de que hay que esperar al desarrollo para ser inclusivos. En el caso de Brasil, la inclusión llevó al desarrollo. “Los ricos también se benefician cuando los pobres dejan de serlo”, dijo. “Hasta le pagamos la deuda el Fondo Monetario Internacional. Después de dos años de gobierno le devolvimos 16.000 millones de dólares que le debíamos. Hoy el FMI nos debe 14.000 millones de dólares que les prestamos para ayudar a la crisis de los países ricos”.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

MUJER
Luis Fernando Veríssimo es un escritor brasileño que nació en Porto Alegre , el 26 de septiembre de 1936. Es hijo del escritor Érico Veríssimo. Durante su niñez vivió en Estados Unidos. Muchos de sus trabajos tienen un tono humorístico. Disfruta de la cultura de Río de Janeiro y es un gran crítico de la política de derecha. Este es un artículo excelente sobre las mujeres.
El irrespeto por la naturaleza ha afectado la supervivencia de varios seres, y entre los más amenazados está la hembra de la especie humana.
Tengo apenas un ejemplar en casa, que mantengo con mucho celo y dedicación, pero en verdad creo que es ella la que me mantiene. Por lo tanto, por una cuestión de auto-supervivencia, lanzo la campaña “Salvemos a las mujeres”.
Tomen de acá mis pocos conocimientos sobre la fisiología de la feminidad, con el fin de que preservemos los raros y preciosos ejemplares que todavía quedan:
1. Hábitat:
La mujer no puede vivir en cautiverio. Si está enjaulada, huirá o morirá por dentro. No hay cadenas que las aten y las que se someten a la jaula pierden su DNA. Usted jamás tendrá la posesión sobre una mujer; lo que la va a atar a usted es una línea frágil que necesita ser reforzada diariamente.
2. Alimentación correcta:
Nadie vive de la brisa. Mujer vive de cariño. Déle en abundancia. Es cosa de hombre, y si ella no lo recibe de usted, lo buscará en otro. Besos matinales y un “yo te amo” al desayuno las mantienen bellas y perfumadas durante todo el día. Un abrazo diario es como el agua para los helechos. No la deje deshidratarse. Por lo menos una vez al mes es necesario, si no obligatorio, servirle un plato especial.
3. Flores:
También hacen parte del menú. Mujer que no recibe flores se marchita rápidamente y adquiere rasgos masculinos como la brusquedad y el trato áspero.
4. Respete la naturaleza:
¿No soporta la TPM (tensión pre-menstrual)? Cásese con un hombre. Las mujeres menstrúan, lloran por cualquier cosa, les gusta hablar de cómo les fue en el día, de discutir sobre la relación. Si quiere vivir con una mujer, prepárese para eso.
5. No restrinja su vanidad:
Es propio de la mujer hidratar las mechas, pintarse las uñas, echarse labial, estar todo un día en el salón de belleza, coleccionar aretes, comprarse muchos zapatos, pasar horas escogiendo ropas en un centro comercial. Comprenda todo esto y apóyela.
6. El cerebro femenino no es un mito:
Por inseguridad, la mayoría de los hombres prefiere no creer en la existencia del cerebro femenino. Por ello, buscan aquellas que fingen no tenerlo (y algunas realmente lo jubilaron). Entonces, aguante: mujer sin cerebro no es mujer, sino un simple objeto decorativo. Si usted está cansado de coleccionar estatuillas, intente relacionarse con una mujer.
Algunas le mostrarán que tienen más materia gris que usted. No les huya, aprenda con ellas y crezca. Y no se preocupe; al contrario de lo que ocurre con los hombres, la inteligencia no funciona como repelente para las mujeres.
7. No haga sombra sobre ella...
Si usted quiere ser un gran hombre tenga una mujer a su lado, nunca atrás. De esa forma, cuando ella brille, usted se bronceará. Sin embargo, si ella está atrás, usted llevará una patada en el trasero.
8. Acepte:
Mujeres también tienen luz propia y no dependen de nosotros para brillar. El hombre sabio alimenta los potenciales de su compañera y los utiliza para motivar los propios. Él sabe que, preservando y cultivando la mujer, él estará salvándose a sí mismo.
Mi amigo, si usted piensa que la mujer es demasiado costosa, vuélvase GAY. ¡Sólo tiene mujer quien puede!

jueves, 1 de diciembre de 2011

SABER POR QUÉ SE LUCHA...
Interesante esta anécdota citada por Ivan Gutierrez Rodriguez en su libro ¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena?
"Luchamos y luchamos para encontrar en nuestros proyectos la verdadera pazy felicidad o la realización plena, pero no sabemos si alguna raíz o atadura del pasado nos las está truncando. Nos pasa lo de los borrachitos que se subieron de noche en su canoa para pasar al otro lado del río donde quedaban sus casas y remaron una, dos y tres horas hasta que uno de ellos ya cansado y mareado de remar y remar, preguntó al otro: pero si nosotros vivimos a diez minutos del otro lado y hemos remado casi toda la noche ¿Por qué no llegamos? De repente, uno de los dos borrachos miró para atrás y vió que no habían soltado la canoa del árbol donde estaba amarrada".
CAER HASTA EL FONDO: El caso de Lucas...
Algo que nunca se debe repetir. Esto sucede cuando a alguien le da la gana no hacer nada. Es un resultado deplorable.

Lucas: ocho años viviendo en una alcantarilla

Vive como los muertos: bajo tierra. Allí ha tenido amantes, ha pasado borracheras y ha sobrevivido a la heroína. Por primera vez cuenta su historia.

Lucas: ocho años viviendo en una alcantarilla

Lucas: ocho años viviendo en una alcantarilla

Por www.kienyke.com

–Voy a arreglar la sala, espérese un momento –dice Lucas desde el interior de la alcantarilla.

–Un momento, todavía no –dice mientras levanta tapetes y botellas.

–Vea monita, no baje, me da pena –habla mirando un revuelto de tablas desordenadas.

Pasan cinco minutos.

–Está bien, ya puede bajar, pero pilas se cae al charco…. Tengo goteras.

Los transeúntes miran cómo desaparece el cuerpo de una mujer en un hueco de alcantarilla en la calle 26 con carrera 7, en Bogotá. Los carros disminuyen la velocidad. Los pasajeros de los buses observan por las ventanas y una señora aprovecha el cambio de luz del semáforo para cruzar la calle.

–Sálgase, niña, no sea que una rata la muerda.

–Tranquila, viejita, que yo la cuido. La voz de Lucas viene del subsuelo.

–Quién está ahí –pregunta la desconocida.

–Fresca, cucha, que esta es mi casa.

La señora mueve la cabeza, frunce las cejas. –Las cosas que se ven hoy en día –dice, y se marcha sin dejar de mover la cabeza.

–Bienvenida a mi búnker –dice Lucas y suelta una carcajada que deja al descubierto unas encías sin dientes.

Vea la foto de Lucas, a quien de lunes a viernes los restaurantes del sector le dan la comida y los fines de semana, bebe aperitivo de aguardiente.

El búnker tiene algo que no tienen las calles bogotanas, hace calor. Es un espacio apenas más grande que un baño, o más parece una tumba doble. Tiene una altura de 1.20 m. mide un poco más de dos metros de largo y uno de ancho. Es un cuarto sin salidas, sin laberintos, sólo un cuarto lleno de cables y varillas metálicas.

Huele a humedad. Por las paredes se filtra agua. El dueño aclara que no hay mal olor. Es cierto. Con una vela ilumina las paredes para mostrar que no tienen hongos. Luego detiene la luz en un espacio donde empiezan a germinar unas manchas negras y aclara que cuando se forman esas manchas, debe limpiar. Lo hace cada 15 días con una mezcla de nitrato de plata y otros químicos. El compuesto quema las manos, pero así como quema la piel también mata los hongos, espanta las ratas, ahuyenta las cucarachas y es un repelente para moscos y zancudos.

Fue andariego hasta que encontró un hogar bajo las calles bogotanas. Hace ocho años se estableció en esa cueva urbana donde no paga arriendo ni servicios. Allí ha tenido amantes, ha pasado borracheras y resacas. En la época de drogadicción, ese espacio era cómplice de los pinchazos con heroína.

Nació en Armenia hace 58 años y se llamaba Darío Acosta hasta que en la calle heredó el nombre de su mejor amigo: Lucas. Él dice que en toda familia siempre hay un juicioso, un rico y un vago: Dario era el vago.

Estudió la primaria a regañadientes. Sus hermanas soñaban con tener una familia, ser profesionales o tener un negocio para mantenerse. Él no deseaba nada. Ya había aprendido lo más importante: leer, escribir y sumar. Siempre sumar porque restar es sinónimo de perder y eso no le interesaba.

A los doce años se “mamó” como él dice, de la cantaleta de la familia, le pedían que estudiara, que hiciera algo con su vida, que si quería ser presidente o ministro tenía que ser juicioso. Un día salió con los oídos aturdidos de tanto consejo y recorrió las calles del barrio. Sus pies lo llevaron a otros barrios y así, paso a paso, se vio en otras ciudades.

Aprendió a mendigar comida para sobrevivir. Luego aprendió a fumar bazuco para no comer. Y siempre andaba para adelante, o eso pensaba él. Llegó a Cúcuta y allí se hizo ayudante de un comerciante. Cuando tenía 13 años se enamoró de una niña de su misma edad. La veía pasar por las mañanas con el uniforme y el pelo húmedo y regresar en la tarde con la maleta en el hombro y el rostro empapado de sudor. La niña no le prestaba atención. Ella era la dama y él el vagabundo. Tenía que dejar de serlo para llamar la atención de la señorita.

Durante un mes ahorró el dinero y pagó un mes en el colegio donde estudiaba la niña. Después limpió su rostro y cepilló su pelo hasta verse en el espejo como la versión más odiosa de la tierra. Era el niño que toda su familia deseaba ver. “Todo sea por esa mujer”, se decía frente al espejo.

La personalidad callejera y desafiante envuelta en una cara de niño bueno enamoraron a la jovencita. Primero él la invitaba a la casa, luego le daba besitos y finalmente la llevó a la cama. Habiendo consumado el acto en varias ocasiones, se cansó de la niña que ya no era tan niña y la abandonó al igual que la escuela.

Cruzó la frontera y se fue a vivir un tiempo a Caracas. Durmió en las bancas de los parques, se alimentó con la basura de las canecas venezolanas, conoció las residencias y pernoctó al lado de prostitutas. A los 18 años recogió sus pasos y regresó a Armenia como el hijo pródigo.

Vea la foto de la alcantarilla donde vive Lucas, quien después de ver muchas alcantarillas, como quien busca una casa, escogió vivir bajo la calle 26.

En un principio le sucedió lo de Ulises en ‘La Odisea’, la familia no lo reconoció. Olía a calle y el rostro de niño fugitivo de hace seis años le dio paso a una barba negra que le cubría los labios.

La madre y las tres hermanas lloraron. El padre no. Como una muestra de afecto lo alimentaron hasta reponerlo de las aflicciones de la calle. Dos meses después la madre le repitió las mismas frases que lo espantaron: Hay que trabajar, si quiere ser ministro o presidente tiene que ser juicioso, la pereza es la madre de todos los vicios, etc. El hombre alistó una maleta y abandonó por segunda vez el hogar. No fue una sorpresa para nadie. Todos sabían que era un adiós.

Sus pasos lo llevaron al sur. Aprendió a elaborar artesanías con alambre, piedras y latón. En las plazas de los pueblos vendía accesorios y luego empezó a vender droga. Las artesanías no le producían dinero, la mayoría de las piezas las regalaba a las mujeres que le parecían atractivas, pero era una buena fachada para ocultar el verdadero negocio. Los regalos artesanales funcionaron y logró conquistar mujeres que querían tener una aventura con un aventurero. De esos idilios nacieron dos hijos que él abandonó por su vida vagabunda.

En esa época comenzó su vida como cavernícola. Vivió por seis meses en una cueva en San Agustín y aprendió de los extranjeros a hablar inglés. Luego estuvo en Cauca y Nariño buscando como refugio la naturaleza. Pasados los 30 años decidió conocer la capital. En los pueblos decían que en Bogotá nadie se moría de hambre, que había dinero para todos. Con ese pensamiento tomó un bus.

Conoció el Cartucho y allí se quedó durante varios años con los desahuciados de la sociedad. Entes que vivían por la droga y sentían por la droga. Veía niños sumergidos en el vicio del bóxer, mujeres que vendían su cuerpo varias veces al día a cambio de papeletas de bazuco. Muertos por sobredosis. Se dio cuenta de que estaba cayendo en un limbo y pensó que tenía dos alternativas, o morir o marcharse. Se decidió por la primera.

Vea la foto de Lucas quien asegura que, mientras está fuera de su alcantarilla, un pequeño papá Noel cuida su vivienda.

Compró una dosis letal de heroína. Se sentó en un andén de la calle 19 con carrera 4 para preparar el suicidio. Buscó una vena que no estuviera necrosada por el exceso de pinchazos y se inyectó la dosis. La calle se volvió oscura. Cayó en el suelo y empezó a convulsionar. Estuvo en el umbral de la muerte pero encontró la puerta cerrada. Tuvo que regresar.

No sabe cuántos días pasaron desde la fallida muerte. Al abrir los ojos estaba en una cama del Hospital de la Hortúa. Volvió a la vida sin recuerdos. Tuvo amnesia por dos años. El inconsciente lo volvió a llevar al Cartucho.

Una camioneta cruzó en medio de los habitantes de la calle que se corrían para no ser atropellados. Se detuvo frente a uno y por la ventana salió un arma. Estallaron varios disparos. Cayó un hombre envuelto en harapos. Era un muerto más en medio de ese sector donde el hilo entre la vida y la muerte se cruzaba todos los días. Ese cadáver despertó a Darío o Lucas de la amnesia y ese mismo día huyó, no sabía hacia dónde, pero huyó para no volver.

Centenares de personas pasaron por su vida. Tocó la piel de varias mujeres y se drogó y emborrachó con compañeros de la calle, pero nunca había tenido un amigo. El día que abandonó el Cartucho conoció la verdadera amistad en los ojos de un perro tan callejero como él. Lo llamó Lucas. Empezaron a caminar juntos buscando una casa y sin un peso en el bolsillo. Amo y mascota vivieron bajo los puentes, en los parques y parqueaderos, pero el invierno bogotano los espantaba.

Tenían que encontrar un espacio caliente y a Darío se le ocurrió que las alcantarillas eran un buen lugar para la gente que no tiene dinero.

Como un arrendatario en busca de casa, visitó varias alcantarillas hasta encontrar la apropiada. Algunas estaban llenas de ratas, cucarachas o agua. Finalmente encontró la que se acomodaba a sus exigencias: caliente y libre de insectos.

En las canecas halló una base de madera que colocó en el suelo como aislante del agua subterránea. Sobre la base puso un tapete azul y decoró con afiches de viejos conciertos que encontraba abandonados. El perro Lucas lo acompañaba en la decoración del nuevo hogar hasta una mañana en la que un carro lo atropelló y solo se alcanzó a escuchar un gemido y un golpe seco. Perros mueren todos los días y las personas que vieron solo sintieron asco. El conductor se bajó para verificar si el carro tenía alguna abolladura y al percatarse de que así era, maldijo al perro y aceleró. Darío corrió la tapa de la alcantarilla para salir y vio a su mejor amigo inmóvil en el pavimento.

De la mascota heredó el nombre. Renunció a ser Darío Acosta, solo Lucas, sin apellido, sin pasado, sin familia. La pena moral lo encaminó de nuevo a la droga. Volvió a consumir bazuco y a inyectarse heroína. Lo hacía solo. Quería alejarse de la humanidad para no querer a nadie.

Por una grieta de la alcantarilla se filtra un tenue rayo de luz y unas gotas que caen en el tapete azul. Lucas tantea el suelo para buscar un encendedor y prende una vela. Se recuesta en el suelo. No hay posibilidad de estar en pie.

Sobre una varilla de hierro está colocado un papá Noel de plástico vestido de blanco.

–Este es mi santo –dice, y besa al muñeco gordo y bonachón con un oso en la mano.

–Es papá Noel –intervengo.

–No. Es un santo, él es el que me cuida la casa cuando yo no estoy aunque a veces se descacha y lo encuentro nadando.

Cuando inició la construcción de la calle 26, los obreros que no sabían que la alcantarilla era una vivienda levantaban la tapa y botaban las aguas negras adentro. Cuando llegaba Lucas, encontraba el mobiliario nadando junto a papá Noel.

No podía alegar. Estaba viviendo ilegalmente bajo el suelo bogotano. La única solución era extender las mantas y tapetes en el andén y esperar a que se secaran. Los vecinos de los locales sintieron compasión al ver al hombre con sus mantas escurriendo agua y desde ese día le dieron comida. Lucas come de lunes a viernes gracias a los restaurantes aledaños. Los fines de semana, días en que la mayoría de los restaurantes están cerrados, se la rebusca en los negocios del centro o distrae el hambre con aperitivos de aguardiente que valen 2.000 pesos.

Caminando por la calle, bebe el trago a sorbos largos. Saluda a los compañeros de calle. Brinda con ellos de lejos. No quiere volver a tener un amigo.

–Mona, ¿usted es feliz? –pregunta

–Sí, creo.

–Yo sí…Soy lo que soy y mañana no sé si estaré. Vuelve a tomar un sorbo. Brinda por él.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cultive su inteligencia

Quizás cuando usted estaba chico o chica le inculcaron que el interés por la matemática y por el juego del ajedrez le servían porque le enseñaban a razonar mejor y esos argumentos se convirtieron en el mecanismo que usted consideraría importante para triunfar en la vida.

Gracias a los estudios de varios investigadores, entre ellos Thorndike, Perry, Góleman y muchos otros, hoy se sabe que los seres humanos contamos con dos hemisferios cerebrales: el izquierdo en donde se centra la inteligencia racional que tiene que ver con todo lo que hacemos de manera analítica, lógica, repetitiva, tradicional, realista, estricta. Al hemisferio derecho le atribuimos la inteligencia emocional responsable de lo desconocido, lo ilógico, lo innovador, lo artístico, lo soñador, lo idealista, lo creativo.

Hoy cada uno se inventa su tipo de inteligencia y así se habla de que hay personas con inteligencia racional, emocional, social, financiera, deportiva y hasta sexual. Lo importante es saber que necesitamos un equilibrio entre los dos lóbulos cerebrales y que podemos desarrollar la habilidad que queramos de acuerdo con los objetivos que nos hemos planteado y con la misión que debemos cumplir a sabiendas de que la excelencia se logra cuando además de inteligencia, memoria y voluntad, somos capaces de cultivar en nuestra personalidad, un conjunto de valores fundamentales que nos exige la convivencia en sociedad.

Cada uno de nosotros con el paso del tiempo hemos aprendido a desarrollar ciertas habilidades que nos caracterizan y hemos descuidado otras que necesitamos para ser mejores, para alcanzar lo que nos proponemos y para lograr lo que necesitamos. En nuestro cerebro está todo nuestro potencial pero tenemos que ayudarle identificando tanto las falencias como las virtudes y debilidades.

Supongamos que usted en la mañana cuando se baña en la ducha está acostumbrado o acostumbrada a utilizar el jabón con la mano izquierda. Está ayudando a desarrollar la parte emocional. Por el contrario si está acostumbrado a manejar la mano derecha estará desarrollando la parte racional y analítica porque las relaciones entre las extremidades y los lóbulos cerebrales trabajan de manera cruzada.

Ahora bien, como lo importante es tener un equilibrio, se hace indispensable que aprendamos a desarrollar la extremidad no dominante, la que no estamos acostumbrados a utilizar. Analícese usted mismo o usted misma. Observe cuál es el zapato que siempre se pone primero y trate de hacerlo periódicamente con el otro pie, claro, con el zapato correspondiente. ¿Qué lado de la cabeza se peina siempre primero? Trate de hacerlo de otra manera. Obsérvese en el espejo ¿cuál oreja tiene más larga? Quizás ello le indique que hay que aprender a escuchar también por el otro oído. ¿Y Cuál ojo tiene más grande que el otro? Estos pequeños hábitos que hemos cultivado desde pequeños tenemos que modificarlos si queremos desarrollar otros aspectos que tenemos descuidados en nuestra vida porque recuerde con toda seguridad que cada quien es el gerente de su propia vida, de sus talentos, y que crecer en todo sentido es la meta común y más necesaria para nuestro desarrollo personal y efectivo.

Leonardo Rivera Pérez

viernes, 23 de octubre de 2009

El elefante y otros animales

Un chico a quien le gustaban mucho los circos un día observó que un elefante, a pesar de su peso extraordinario y fuerza descomunal, permanecía atado mediante una cadena a una pequeña estaca que ni siquiera estaba anclada en el piso. Simplemente el elefante permanecía ahí, de pie, balanceándose de un lado hacia el otro sin la vigilancia de nadie. ¿Por qué no escapaba? Inquieto con la pregunta el chico se ingenió la forma de hablar con uno de los empleados del circo quien le contestó que simplemente el animal había sido amarrado desde muy pequeño a esa estaca la cual anclaban muy bien, pero que con el paso del tiempo se había acostumbrado hasta el punto que ya no hacía el menor intento por escapar.

Muchos son los ejemplos de perros, focas, ballenas, delfines, leones, loros, caballos y en fin, una gran cantidad de animales que terminan respondiendo instintivamente de manera similar a estímulos externos para hacer de manera repetitiva lo que se les impone. Son los denominados condicionamientos de Pavlov.

Los seres humanos no escapamos a esa tendencia. Somos el resultado de la inclusión genética que nos heredaron nuestros antepasados y por eso decimos que somos así porque así fueron nuestros abuelos, o nuestros tíos etc. Igual sentimos el lastre de experiencias negativas vividas durante nuestra infancia las cuales determinan en gran medida nuestro comportamiento y para rematar, nos sentimos atrapados por los condicionamientos que recibimos de la sociedad, de quienes nos rodean, de quienes nos “educan” o nos administran.

Por fortuna hay algo muy importante que nos hace diferentes de los animales. Es la capacidad de raciocinio que nos permite mirar hacia adentro para saber que todos poseemos un potencial extraordinario para superarnos, para cambiar el concepto que tenemos de nosotros mismos, para manejar nuestra vida superando las ataduras del pasado y los paradigmas, marcos de referencia o creencias que se nos impone desde afuera. Como seres pensantes y dotados de voluntad, podemos y debemos definir el camino que queremos seguir para ser felices de acuerdo con la hoja de ruta que nos hemos fijado. Ya no es dable justificar nuestra manera de ser por los patrones genéticos, ni por las desgracias o distorsiones de personalidad que hayamos tenido que padecer durante nuestros primeros años. Tenemos que convencernos de que somos dueños del ahora, de nuestro presente, de nosotros mismos. De nadie más es la responsabilidad de lo que queremos ser, a menos que estemos afectados por alguna enfermedad que solo sea del dominio de especialistas en medicina neuronal, psicológica o psiquiátrica.

Bueno es sacar tiempo de manera recurrente para meditar, para pensar para dónde vamos y qué es lo que queremos, cuál es el estilo de vida que necesitamos y con qué nos comprometemos antes de que la sociedad y las ocupaciones nos absorban y caigamos en cuenta más bien tarde, que todo lo perdimos por andar corriendo detrás de las apariencias.

viernes, 2 de octubre de 2009

¿Lideres? ¡O jefes!

Durante el desempeño laboral con mucha frecuencia encontramos jefes abusadores, prepotentes, acosadores, déspotas, inhumanos, absurdos que en lugar de beneficiar a las instituciones con resultados sostenibles, crean mal ambiente de trabajo y se constituyen en piedra angular de mala imagen institucional y caos.

Los siguientes comentarios fueron tomados del artículo “No se haga odiar del subalterno” escrito por Ignacio Arismendi y los cuales describen actitudes típicas de algunos jefes:

- No saludan al subordinado ni a nadie
- Lo Citan solo o casi siempre para regañarlo o llamarle la atención
- No le reconocen un buen trabajo
- No lo mantienen informado de lo que debe saber
- No le perdonan ni una sola equivocación
- No leen los informes y documentos que le prepara el empleado
- No saben escucharlo
- No lo dejan hablar o lo interrumpen cuando está en uso de la palabra
- Lo Sancionan sin justicia
- Le exigen con frecuencia que trabaje más horas de las acordadas y no se las reconocen.
- Irrespetan e invaden el tiempo de descanso del subalterno
- Por principio dicen “no” a las propuestas presentadas por éste
- Se exceden en supervisión o vigilancia
- Se pegan de “chichiguas” rutinarias para llamarle la atención o incomodarlo
- Lo regañan delante de otros subalternos o de visitantes
- Acostumbran a gritarle en lugar de hablarle
- Lo tratan de “animal”, “estúpido”, “bruto” o formas peores que atentan contra la dignidad y la autoestima
- Se muestran habitualmente inaccesibles de modo que a los subordinados les de toda la dificultad posible para hablar con su jefe.
- Se entrometen en forma indebida en la vida privada de su empleado máxime si ella en nada está afectando su rendimiento laboral o la imagen de la organización
- Contestan usualmente en términos groseros o inapropiados
- Lo Amenazan con frecuencia
- Se fijan más en lo negativo que en lo positivo
- Le Hacen promesas y no se las cumplen
- Lo ridiculizan

¿Qué hacer en estos casos? A los empresarios les cabe la responsabilidad de enviar a tales jefes a cursos de capacitación en donde se les haga caer en cuenta de los inconvenientes que genera su comportamiento en la Institución. Las personas designadas en cargos ejecutivos deben reconocer que los conceptos administrativos antiguos han cambiado y que en la actualidad se requiere de un mayor acercamiento con los subalternos, con los superiores y con los clientes a quienes debe su supervivencia como jefes. Los subalternos deben tener el valor de hacer conocer, de manera respetuosa, la actitud de sus jefes a sus superiores en la confianza de que ellos sabrán tomar las medidas pertinentes. En muchos de los casos desafortunadamente es difícil mejorar ese ambiente de trabajo ya sea porque los jefes han sido nombrados por recomendación o nexos familiares con los socios o los dueños de la empresa. En ese caso querido amigo o amiga. Usted deberá prepararse para solicitar un cambio de sección e incluso para tomar la decisión de renunciar a su cargo y buscarse otras condiciones en donde se sienta mejor y tenga mejores posibilidades.

Como padres debemos inculcar en nuestros hijos verdaderos conceptos de liderazgo no solo para que sean mejores ciudadanos sino para que se conviertan en los impulsores integrales del desarrollo que el mundo necesita.

Leonardo Rivera Pérez

jueves, 10 de septiembre de 2009

TRABAJO EN EQUIPO

“Para cambiar lo que la gente piensa hay que comenzar por cambiar lo que la gente cree”. Jack Trout.

Buscamos la forma de alcanzar nuestros sueños de diferentes maneras. En todas las actividades se requiere del talento y del esfuerzo individual pero también es necesario combinar el conjunto de talentos particulares para obtener resultados colectivos. En el golf, en la natación y en el ajedrez, por ejemplo, triunfa quien se esmera por preparase día a día individualmente. En otros deportes como basquetbol, fútbol, beisbol cada jugador se prepara intensamente buscando mejorar sus marcas hasta convertirse en un experto en la habilidad que posee, pero se requiere de alguien que sepa administrar, encausar y liderar esos esfuerzos aislados para obtener el triunfo. A nivel corporativo a eso se le llama trabajo en equipo porque se cuenta con un grupo de personas cada una de ellas con talento, formación, cultura, especialización, gustos y personalidad diferentes que buscan un objetivo común bajo la dirección de un líder.

En una orquesta cada instrumento suena diferente y para que se escuche de manera armónica los integrantes deben esmerarse por dominar a la perfección su instrumento pero es el director quien le pone el sello de la excelencia a cada una de las melodías que se propone interpretar porque sabe coordinar tiempos, espacios y movimientos de manera tal que no siempre suenen todos los instrumentos a la vez.

La comunicación permanente y la calidad de esa comunicación entre cada uno de los componentes de un equipo de trabajo incluido el líder, son elementos claves para el logro de los objetivos al igual que la armonía, el goce y el disfrute individual de lo que se hace. Se debe modificar el concepto de esfuerzo y sacrificio diario en el trabajo por el de disfrute y goce como mecanismo estratégico para lograr el éxito en todo lo que nos proponemos, es decir para que la sociedad también apruebe y disfrute lo que hacemos.

A nivel personal la especialización nos ayuda a ser cada vez mejores, a perfeccionarnos y a buscar la excelencia pero para lograrla es indispensable primero aprender a conocernos a nosotros mismos con el fin de identificar nuestras deficiencias, nuestras ambiciones, nuestros talentos y saber qué es lo que tenemos que corregir y mejorar. Simultáneamente cuando trabajamos en grupo, el líder debe tener la capacidad de identificar las capacidades individuales para convertirlas en virtudes colectivas.

En un equipo de competencia se tienen unos objetivos: ganar el partido y llegar a ser campeones. Y unas metas: anotar goles en contra del equipo contrario. Cuantas más metas se logran mejor se doblega al adversario y cada uno de los jugadores tiene una labor específica qué cumplir y en la cual debe convertirse en el especialista. Los especialistas tienen que depender unos de otros para completar juntos a labor. El líder debe tener la capacidad de identificar las especializaciones y saber reconocer el esfuerzo individual. Los premios deben recolectarse en bolsa y al interior distribuirse equitativamente entre quienes aportan su trabajo, esfuerzo, y conocimiento hacia el logro de los objetivos del grupo, en contraposición a la costumbre inveterada de crear ídolos que destruyen todo esfuerzo corporativo.

Leonardo Rivera Pérez

lunes, 24 de agosto de 2009

“La calidad de nuestros pensamientos y sentimientos y, en un nivel más profundo, nuestras creencias, actitudes e intenciones, desempeña un papel directo en la formación de nuestro entorno.”
Ken O’Donnell

TRIUNFAR SIN TIRARSE AL OTRO.

Aturdidos vimos recientemente como la boxeadora colombiana Lely Flórez con un par de guantazos puso a tambalear a su contrincante, la uruguaya Chris Namus arrebatándole el título mundial de los pesos Welter Junior del CMB.

A través de este espectáculo dantesco recurrentemente vemos como uno de los retadores tira al suelo a su contrincante y, en muchos casos el perdedor en medio de visiones borrosas intenta recuperar el aliento para no dejarse humillar por la derrota. Las consecuencias para el perdedor, vendrán con el paso de los años, si es que de inmediato no se presentan embolias, derrames, trombosis, tumores o cualquiera otra secuela producto de la golpiza recibida que en muchos de los casos ha dado como resultado la muerte del oponente. Entretanto una turba enardecida cobra el producto de sus apuestas, grita, babea y hasta se le brotan los ojos de la felicidad. Los medios divulgan la noticia en caracteres amplios y se alaba el pundonor, la valentía, la fortaleza y el atrevimiento del triunfador. Igual sucede en otros deportes en donde hay derramamiento de sangre y la vida se defiende a tamborazos sin importar lo que le suceda al otro.

¡Qué manera de ganarse la vida! Si triunfar significa dar con el otro hasta destrozarlo estamos ante el más triste y aberrante de los escenarios en donde justificamos la violencia como medio de subsistencia y ejemplo de desarrollo.

En contraste, durante el campeonato mundial de atletismo de Berlín, Alemania (agosto de 2009) el espigado atleta jamaiquino Usain Bolt, bajo un sol ardiente, acaba de recorrer los cien metros planos en tan solo 9 segundos y 58 centésimas superando las marcas mundiales impuestas por él mismo en agosto de 2008 y en mayo de 2008. Sin duda este gran corredor posee características físicas excepcionales que muchos envidiamos, así como su ansia impresionante de triunfo y su deseo imparable de auto superación. Al terminar de escribir esta nota, Bolt ya había superado la marca de los 200 metros planos y se alistaba para superar la prueva de 4 por 400

Desde cuando el atleta inglés William Mclaren en 1867 registró un tiempo de 11 segundos para los cien metros planos, los mediocres y los pesimistas han argumentado la imposibilidad de que las marcas pudieran ser superadas. Solo personas como Bolt y muchas otras, quienes han creído en sí mismas, han sabido sobreponerse a la crítica e imponer nuevos registros. A este llamado a la raza, a la superación y al poder auténtico responden quienes día a día se preparan y se dedican alcanzar lo que se proponen, y lo logran. Usted debe estar entre ellos, por difíciles que sean sus sueños.

viernes, 10 de julio de 2009

MUERE UN LIDER, NACE UN ÍDOLO

Michael Jackson como cualquier líder fue sin duda un ser extraordinario porque supo hacer de lo común algo distinto. Para nadie, hoy, es un secreto que poseía características especiales. Fue una persona entregada a su trabajo con la pasión por hacer las cosas bien en búsqueda de la excelencia, y lo logró.

Desde niño fue consciente de que debía superar las dificultades para poder triunfar. Claro, le ayudó el genio que llevaba dentro. Sin embargo cosas importantes para él fueron la autenticidad, la perseverancia, el trabajo duro y el ser exigente consigo mismo y con quienes trabajaban con el y para el. Lo demás: la fama, la trascendencia y la riqueza material vinieron por añadidura.

Las secuelas de su infancia dejaron huellas imborrables en su personalidad. Una deficiente autoestima generada en los primeros años de crianza lo condujeron a un desamor por sí mismo preocupación que se dejó ver en la necesidad constante de cambiar de imagen porque en su interior podía más la opinión que los demás pudieran tener de su figura. ¿Fue Michael Jackson un hombre feliz? Quizás si, quizás no. Solo él pudo saberlo. El deseo de hacer cosas en beneficio de los demás lo llevaron a olvidarse de sí, de su salud y de su bienestar por entregarse a otros, hasta que no pudo más.

Cuando decidimos escoger el camino que vamos a seguir en la vida es indispensable tener en cuenta el precio que debemos pagar según lo que queramos obtener. La fama exige hasta cierto punto el sacrificio de la familia y del confort en aras de entregarse en cuerpo y alma a los demás. Un desempeño equilibrado y armonioso es el resultado de nuestro ejercicio de volver de cuando en vez la mirada hacia nuestro iterior para identificar lo que realmente queremos para nosotros.

Leonardo Rivera Pérez
Secretos para triunfar

jueves, 25 de junio de 2009

AL BORDE DE LO INSÓLITO

"Hay otros mundos pero están en este"
Blake
Un día cualquiera en la mañana salí a cumplir una entrevista de trabajo a pie. Existe una norma en mi país que exige que no podemos usar el carro porque hay mucha congestión. Se nos exige pagar altos impuestos, cubrir un sobrecosto al combustible, mantener activo un seguro por accidente a terceros, pagar una revisión mecánica periódicamente y otros requisitos para constatar que el vehículo esté en buenas condiciones, cambiar placas y renovar la licencia de conducción a un costo que escapa a muchas personas y que no se paga de buena gana sobre todo porque no se puede utilizar el automóvil. Las calles permanecen llenas de huecos y peligro, hay desorden y desequilibrio. No se sabe a dónde ha ido a parar tanto dinero.

Pensé en la deshonestidad de los políticos, en su cinismo, en su afán de mantenerse en el poder para imponer sus intereses personales y los de sus familiares sobre el interés colectivo, sin importar la urgente necesidad de desarrollo de la nación. Pensé también en los múltiples problemas de malversación de fondos, de tráfico de influencias y de corrupción en todos los órdenes. Me desilusionó aceptar la forma en que entran como salvadores y salen enriquecidos como ladrones.

Iba cavilando en estas cosas cuando me percaté que tal vez no alcanzaría a llegar a tiempo. Me apresuré entonces a abordar un taxi. A muy pocas cuadras nos sorprendió un atasco impresionante que impedía transitar hacia ningún lado. Traté de intercambiar algunos comentarios con el taxista quien se mostró huraño y no me contestó. Finalmente, después de unos minutos interminables y de que el conductor me cobrara el importe de la carrera más un derecho que él consideró justo, pude llegar a la puerta del edificio

Luego de dirigirme al piso respectivo y de insistir varias veces a la recepcionista para que me atendiera, no obstante haberle informado que tenía una cita a la hora indicada me ordenó sentarme en una sala en donde había más gente. Allí me mantuvo durante hora y media. Entre tanto y al ver que una mujer protestaba neuróticamente porque había dejado en su casa su teléfono celular me atreví a indicarle que en el primer piso había una oficina en donde le podían facilitar uno. Encarándose y mirándome severamente me dijo que no entendía qué era lo que quería decirle. Al repetirle cortésmente mi sugerencia me contestó que ella no me había pedido ningún consejo y que debía dedicarme más bien a mis asuntos. Por fin y cuando estaba a punto de reventar logré la entrevista la cual duró lo que dura una vela al viento. Por fortuna pudimos concertar una reunión para los próximos días la cual acepté de buena gana porque pude notar que el entrevistador estaba más nervioso que yo. Pobrecito, dije para mis adentros.

Al salir nuevamente a la calle observé que estaba lloviendo y me había olvidado llevar paraguas. Decidí esperar un poco hasta que opté por tomar otro taxi y cuando este se detuvo, otro caballero más avispado se me adelantó y se encaramó sin pensarlo dos veces. Pensé: eso suele suceder también en los parqueaderos cuando se está tratando de aparcar y otro se le adelanta y le ocupa el sitio escogido, o en la fila de un banco, o en cualquier otro escenario en donde siempre hay influencias y tienen más derecho los amigotes de un funcionario, que quienes han estado esperando por largo tiempo. ¡Este mundo no es para los pendejos sino para los sátrapas y los cafres!

Logré controlarme y meditando un poco me sirvió para decirme a mí mismo: esta no es mi vida. Esto no es lo que yo he escogido. Este no es el ajetreo que me merezco. Estos no son ni deben ser mis conciudadanos con los que quiero compartir mis momentos de angustia ni de felicidad, ni ellos serán los que determinen qué ni cómo es que debo responder ante las dificultades que me plantea el medio exterior ni cómo quiero sentirme. Igual caí en cuenta que soy parte de una sociedad abatida por el egoísmo, por la ira, por la barbarie y por el odio y que por lo tanto en mí y en cada uno de nosotros está en que ello empiece a cambiar, así parezca imposible.

En adelante, yo he sido el dueño de mis actos y el capitán de mi propio navío. Soy quien decide qué es lo que quiero para mí, quien debe ser mi gente, quienes mis interlocutores. Me prometí no depender de nadie sino de mi propio criterio para ser feliz, para abordar con serenidad las circunstancias en mi propio beneficio en cada pasaje de mi vida y sobre todo, aprendí que cada dificultad trae su enseñanza, que cada contratiempo se convierte en una escuela gratis, pues sin duda cada uno de ellos trae un mensaje positivo. Desde entonces he aprendido a sacar provecho de las adversidades y he encontrado la tranquilidad que nadie puede ofrecerme, la felicidad que tanto aprecio y la seguridad que solo yo sabré dispensarme y que los demás también necesitan.

miércoles, 13 de mayo de 2009

EL VALOR DE TRIUNFAR

Cuantos vivimos en la Zona de Confort por miedo a emprender cosas nuevas y diferentes. Aquellas personas que de forma consistente alcanzan niveles superiores de desempeño, comparten algunas características: están comprometidas con su mejora; tienen pasión por aquello que hacen; han definido metas claras; y se sienten más cómodas que la mayoría ante los riesgos.

La habilidad de tomar riesgos inteligentemente es un ingrediente importante del éxito y un enorme determinante en el nivel de logros de cualquier persona. Las personas con bajo desempeño se establecen en su "zona de confort", repiten modelos indefinidamente y dejan de desafiarse a sí mismas de manera significativa. Por el contrario, aquellas con un alto desempeño son talentosas y persistentes: "tomadoras de riego". La zona de confort es seductora para cualquiera, porque todos deseamos comodidad, seguridad, certidumbre, garantías, etc. La búsqueda de confort forma parte de la naturaleza humana. Sin embargo, demasiado confort no nos hace bien. La incapacidad para salir de nuestra zona de confort limita profundamente nuestro desempeño.

Mejorar la habilidad para abandonar la zona de confort, permite a una persona incrementar su desempeño. Cuanto más cómodo se siente alguien al tomar riesgos y lidiar con el miedo resultante mejor preparado está para adaptarse a un mundo en permanente cambio. El cambio es la mayor fuente de miedo que enfrentamos, porque nos confronta con una de las más aterradoras situaciones: lo desconocido. Aunque es absolutamente normal ser temeroso al cambio, en algunos casos esa respuesta puede inmovilizarnos.

El miedo es increíblemente poderoso. Es el obstáculo principal para ser un "tomador de riesgos" También es un gran limitador para el éxito profesional. Los miedos al rechazo y al fracaso siempre están presentes en los ambientes laborales. Aprender cómo prevalecer ante el miedo es el paso más importante que uno puede dar para transformarse en un "tomador de riesgos" y maximizar así el éxito en aquello que hace. "El coraje es la resistencia al miedo, el dominio del miedo, no la ausencia de miedo.".

Para volvernos más capaces de tomar riesgos, debemos movernos desde una respuesta instintiva al temor, hacia una respuesta contra-intuitiva. Esta respuesta constructiva al miedo, aunque contra-intuitiva, nos ayuda a reconocerlo y aceptarlo. Este enfoque ha sido validado por la NASA. Desde el inicio del programa espacial, esta organización observó que un cierto número de sus astronautas completaba sus misiones con éxito, sin sufrir enfermedades debidas al movimiento o al estrés, mientras que otro grupo tenía estos problemas de forma constante. Basándose en investigación empírica, la NASA determinó que había un factor que diferenciaba a los dos grupos: los astronautas que estaban completando su misión sin manifestaciones físicas de miedo, habían reconocido por adelantado (a ellos y a otras personas) que tenían miedo. Ellos daban una respuesta constructiva al temor.

¿Por qué arriesgarse? ¿Por qué dejar la zona de confort? ¿No se supone que debemos crecer sin riesgos? ¿No es sólo un remanente de conducta juvenil impertinente, que debemos dejar atrás cuando maduramos? Ya hemos proporcionado una respuesta parcial a todas estas preguntas: el riesgo trae aparejado más vitalidad y un nivel superior de logros. ¡Pero aún hay más! Por cada riesgo razonable existe al menos un premio posible. Es un premio directo. Una recompensa que puede identificarse al momento de considerar el riesgo: por ejemplo, el negocio adicional que resultaría de lanzarse a vender más productos, o de salir a buscar nuevos clientes. Pero mejor aún, una constante e inteligente toma de riesgos rendirá algo más excitante: ¡los premios sorpresa! Aquellas recompensas a las que no podemos anticiparnos en el momento de considerar el riesgo. Estos premios nunca habrían llegado hasta nosotros si no hubiésemos, en algún momento, estado deseosos de salir de nuestra zona de confort. No podemos conocer a ciencia cierta las recompensas que disfrutaremos gracias a nuestra capacidad de tomar riesgos. Sin embargo, sabemos que nada maravilloso, ni revelador sucederá... ¡a menos que podamos salir de nuestra zona de confort.

Enviado por Eduardo Luque

viernes, 6 de marzo de 2009

LA DISCRIMINACION DE LA MUJER

"Los hombres y las mujeres están limitados no por su lugar de nacimiento, ni por el color de su piel, sino por el tamaño de su esperanza".

John Johnson

En una conversación Juan de Zubiría, el extraordinario sicólogo y educador colombiano decía: “hace algunos años, los colegios y universidades estaban llenos de mujeres lindas, espectaculares, extraordinarias. Hoy todas las mujeres son feas horribles y ordinarias. Y si no escúcheles una conversación para ver cual es el concepto que tienen de sí mismas, producto de la moda y los mensajes de la radio y la televisión”. Y tiene rezón, los medios y la publicidad han llevado a la mujer al extremo de convertirla en objeto de uso, preocupada hoy más por su apariencia y por el ansia de tener, que por el afán de ser. La discusión de moda se centra, sin embargo, en la discriminación de género mediante la cual se afirma que la mujer gana menos dinero que el hombre, que es menos aceptada para cargos públicos y ejecutivos, que se le niega la posibilidad de ascender en la escala social.

A comienzos del siglo pasado, Harry Truman, el controvertido político y ex presidente de los Estados Unidos enunció el principio de igualdad según sus palabras: “Estudié la vida de grandes y famosos hombres y mujeres, y descubrí que aquellos que llegaron a descollar, fueron los que emprendieron todo trabajo, con todo el vigor, la energía y el entusiasmo de que eran capaces”.

La historia ha demostrado que la discriminación de la mujer está en la mujer misma. De no ser así, hubiera sido imposible que Margaret Thatcher hubiera llegado a ser Primera Ministra en la Historia de Gran Bretaña. Los ejemplos son innumerables: La madre Teresa de Calcuta, fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Caridad y se hizo acreedora del Premio Nobel de Paz en 1979 por su humildad y su abnegado trabajo en favor de los pobres y los enfermos. Marie Curie recibió el Premio Nobel de física por sus estudios sobre radioactividad en el año de 1904 y más tarde se hizo acreedora al Premio Nobel de Química en 1911. Hellen Keller, sorda y muda a temprana edad, llegó a ser escritora, se graduó en la universidad en 1902 y publicó su libro “La Historia de mi vida”. Valentina Tereshkova fue la primera mujer de la historia en viajar al espacio. Oprah Winfrey no obstante ser negra es considerada una mujer multimillonaria y la más poderosa comunicadora de la televisión en los Estados Unidos. Violeta Chamorro en Nicaragua, Mireya Moscoso en Panamá, Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachellet llegaron ocupar la presidencia de sus países en Nicaragua, Panamá, Argentina y Chile respectivamente.

Cada vez más mujeres hacen presencia en la sociedad ocupando cargos directivos sin quejarse de los problemas de la discriminación ni de su incapacidad para manejarlos. A ellas debemos no solo la dirección del hogar, sino la armonía, la inteligencia, la pulcritud, la honestidad y la belleza en los puestos de trabajo. A los hombres nos queda la felicidad de vivir en función de ellas. De pensar en ellas y la confianza de que detrás de todo hombre exitoso existe siempre una gran mujer.

martes, 3 de marzo de 2009

FORJADORES DE EXCELENCIA

En días pasados se llevó a cabo la entrega de los premios Oscar en Hollywood en donde periódicamente se reúne lo más excelso del cine mundial y todos vimos como la película "Slumdog Millionaire" (una parodia del programa de televisión ‘¿Quién quiere ser millonario?’) se llevó el mayor número de galardones. Se ganó el Premio de Oro como mejor película, Premio de Oro al mejor director, Premio de Oro al mejor guión, Premio de Oro por la mejor dirección de fotografía, Premio de Oro por la mezcla de sonido, Premio de Oro por la mejor edición, Premio de Oro por la mejor Banda Sonora y Premio de Oro por la mejor canción original; en total ocho estatuillas de diez.

La película relata la historia, poco creíble pero verosímil, de un muchacho muy humilde de un barrio en Bombay quien por amor logra triunfar en el concurso televisivo. Las críticas a la película no se hicieron esperar por lo que ella representa para las creencias del pueblo Indio por lo descarnado de las imágenes que se muestran sobre la miseria y el abandono y la cual, más que una obra de arte, es considerada en esas latitudes como una burla y una falta de respeto.

Pero aparte de las críticas que son usuales cuando alguien logra alcanzar el éxito y ante las cuales ningún triunfador debe darse por aludido, me parece indicado recordar la frase de Luis Nizer: “Un hombre que trabaja con sus manos es un obrero; un hombre que trabaja con sus manos y su cerebro es un artesano; pero un hombre que trabaja con sus manos su cerebro y su corazón es un artista” y esto sin duda es lo que sucedió con el director de la película Danny Boyle. Este hombre para lograr la excelencia se rodeó de los mejores sin lo cual no le hubiera sido posible alcanzar la categoría de mejor director en esta oportunidad. Y eso exactamente es lo que tiene que hacer todo triunfador. Rodearse de los mejores, dar lo mejor de sí mismo, ser exigente en su trabajo y con sus colaboradores y no admitir la mediocridad en ningún momento ni por ninguna circunstancia. No importa la crítica, el triunfo es de quienes trabajan con sus manos moldeando lo que quieren, con el cerebro sabiendo hacia dónde se dirigen y poniendo todo el corazón a lo que hacen. Desde luego este esfuerzo requiere de un gran trabajo en equipo lo cual exige una gran dosis de liderazgo y coordinación, pero es ahí en donde está el extraordinario papel de un triunfador.

_______________________

martes, 3 de febrero de 2009

“El pájaro cantor jamás se para a cantar en árbol que no da flor” José Hernández

Sueño Ejemplar

En varias oportunidades me han preguntado cuál es el secreto para triunfar en la vida y mi respuesta siempre ha sido que no existe un solo secreto sino que el verdadero triunfo se compone de una cadena de secretos los cuales hay que escuchar e ir poniendo en práctica de manera persistente y perseverante, siendo fundamental creer en sí mismo y en lo que hacemos. La siguiente historia me recuerda a un muchacho lleno de ilusiones quien en alguna ocasión se detuvo para contarme un revelador sueño que había tenido con un anciano y con alguien que consideraba su mejor amigo.

“No sé por qué, comenzó diciendo, después de caminar durante varios días sin probar alimento llegamos a la casa de mi amigo quien vivía en condiciones deplorables, de desorden y desaseo. A nuestro arribo había también allí un joven, notable por sus ademanes de hombre culto y agradable por su conversación fluida y su gran don de gentes. Después de saludarnos y dialogar un poco mi amigo subió al segundo piso y yo aproveché para preguntarle al viejo cuál era la clave para superarse, progresar y triunfar en la vida. Con su mirada en el horizonte y sin agregar mayor palabra el viejo me indicó que para ello debía hacer lo mismo que hacía el joven que se encontraba entre nosotros. El joven salió de escena, el anciano abandonó el recinto y mientras yo me destrozaba de hambre mi amigo bajó la escalera con algo de comida y una bebida caliente dedicándose a comer sin preocuparse en lo más mínimo por mi cansancio ni por el agotamiento ocasionado por los largos días de viaje. Con tristeza pero con gran satisfacción por lo aprendido esta experiencia me enseñó, que a quienes consideramos amigos, en realidad no existen. Entendí que la forma de triunfar en la vida, según ese sueño revelador, es hablando, pidiendo y haciendo saber fervientemente lo que queremos; relacionándonos con los mejores, con gente destacada en el ámbito social, intelectual, empresarial y artístico y vinculándonos de alguna manera con entidades que puedan ayudarnos a lograr nuestros objetivos, toda vez que de manera individual cada uno lucha por su propia subsistencia”.

La base del triunfo radica en las buenas relaciones que tengamos con quienes estén en condiciones de ayudarnos. El alcance de las metas depende de nuestro interés por alcanzarlas y de la entrega, entusiasmo y pasión por lo que hacemos. Los verdaderos sueños son aquellos que nos enseñan cosas prácticas, posibles y realizables de los cuales sepamos extractar el mejor aprendizaje y que nos arrojen a la acción en concordancia con nuestros objetivos y con el futuro que nos merecemos.

El Análisis final

(Triunfador)
La gente es a veces ilógica, egoísta e irrazonable. Perdónalos, de todas maneras Si eres amable y servicial, la gente puede acusarte de tener motivos ocultos o segundas intensiones. Se amable y servicial, de todas maneras Si tienes éxito, vas a ganarte algunos falsos amigos y algunos verdaderos enemigos. Ten éxito, de todas maneras. Si eres honesto y franco, la gente puede engañarte. Se honesto y franco, de todas maneras. Lo que has construido a lo largo de los años, alguien puede intentar destruirlo de la noche a la mañana Construye, de todas maneras Si encuentras serenidad y felicidad algunos pueden sentir celos. Se feliz, de todas maneras El bien que haces hoy, la gente podrá olvidarlo mañana. Haz el bien, de todas maneras. Darle al mundo lo mejor que tengas, puede ser insuficiente. Dale al mundo lo mejor que tengas, de todas maneras Tu ves, en el análisis final, todo es entre tu y Dios; nunca fue entre tu y ellos. De todas maneras.

Sor Teresa de Calcuta

Consulte las páginas de Leonardo Rivera Pérez:

viernes, 12 de diciembre de 2008

Epoca de Balances

info@secretosparatriunfar.com

El arte de ser feliz implica poder reírse de los problemas en cuanto estos surgen.”. Andrew Matthews

Desde el comienzo de la era actual, al final de cada año nos tomamos unos días para descansar, compartir y disfrutar de las festividades como un reconocimiento a nuestro trabajo mientras los gobiernos, las empresas y sindicatos se trenzan en discusiones para definir el “salario mínimo” para el año entrante. Por milenios hemos deseado la Paz pero cada día vemos cómo en el mundo se incrementan la violencia, el odio, la inmoralidad, el irrespeto, la falta de ética, y el egoísmo en medio de una carnicería horrible y despiadada. Deseamos prosperidad, progreso y amor confiando en que estas cosas vengan de afuera como por arte de magia sin darnos cuenta que cada persona debe ser en sí artífice de su propia felicidad y arquitecta de una sociedad que irradie armonía en todos los sentidos. Es hora de preguntarnos si la felicidad, la prosperidad y la dicha han llegado de tanto pedirlas durante tantos años y si se justifica seguir pidiendo sin dar.

Visto de otra manera, es tiempo de festejar nuestros logros pero también de hacer un balance de lo que nos quedó pendiente, de lo que no logramos, de los sueños truncados, de lo que quisimos y de la forma en que debemos corregir el rumbo para superarnos y ser cada vez mejores haciendo bien a la humanidad.

Para que los balances no se queden en intenciones no nos quejemos de la rutina que nosotros mismos creamos. No nos lamentemos de la falta de oportunidades que desperdiciamos. No asumamos la desgracia de que todo nos sale mal porque no tuvimos la osadía de salirle al paso a las dificultades.

Una pregunta obligada para muchos es: ¿Será posible hacer riqueza a base de trabajo? Para quienes se han acostumbrado a la vida fácil y sin esfuerzo la respuesta es no. Pero para quienes saben que solo mediante la lucha, el esfuerzo continuo, la persistencia y la tenacidad se puede llegar a la cima, la respuesta depende del proyecto de vida que se hayan fijado.

Si lo único que a usted le interesa, por ejemplo, es ser un empleado/a cuya fuerza laboral se vende a los demás, pues con mucha posibilidad usted será toda la vida un empleado/a. Bueno regular o malo/a pero al fin y al cabo un empleado/a. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la palabra emplear como “ocupar a alguien, encargándole de un negocio, comisión o puesto”, pero también significa “gastar, consumir y usar”. De tal forma que si usted ha elegido ser empleado/a significa que usted de hecho será usado/a o utilizado/a por otro o por otros para generar unos ingresos y producir una riqueza. Esta será una posición más bien cómoda en donde siempre esperará que los demás definan por usted pero también será poco lo que puede reclamar a menos que se esfuerce por escalar y llegar a ser un/a ejecutivo/a brillante.

Si usted por el contrario se preparó o se está preparando para administrar, para gerenciar y para generar empleo necesitará la virtud de trabajar muy duro porque deberá conseguir el bienestar de las personas a quienes usted contrate y será el responsable de duplicar o triplicar los recursos que la vida le ha dado. El proceso será largo pero al final verá resultados positivos a su favor si ha sabido hacer bien las cosas.

Leonardo Rivera Pérez

“Superando el promedio: Es un libro ameno, fácil de leer y de grato esparcimiento mediante el cual usted encontrará comentarios útiles que le ayudarán a mejorar su vida y herramientas importantes que le mostrarán las dificultades por las cuales no ha podido llegar más lejos.